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Psicología Infanto-Juvenil

Especialidades

  • Psicoterapia
  • Trastorno por Hiperactividad
  • Mutismo Selectivo
  • Derivados de la separación
  • Trabajo con Padres

Respecto de la educación de los hijos, nadie nace sabiendo. Por eso en muchas ocasiones no sabemos hacer frente a las conductas, sensaciones, malos resultados académicos así como el paso por las distintas etapas de nuestros hijos, llegando a situaciones que en muchos casos rompen la armonía familiar y como consecuencia pérdida de control. Desde aquí le ofrecemos ayuda a través de la corriente cognitivo-conductual en campos tales como:

  • COMPORTAMIENTOS DISRRUPTIVOS
  • DESOBEDIENCIA
  • NEGATIVISMO
  • SOCIALIZACIóN
  • BAJA AUTOESTIMA
  • CELOS INFANTILES
  • ASESORAMIENTO DURANTE Y DESPUES DEL DIVORCIO
  • TERRORES NOCTURNOS
  • INSEGURIDAD
  • TRASTORNO POR DéFICIT DE ATENCIóN POR HIPERACTIVIDAD (TDAH)

¿Cuándo debemos acudir al psicólogo?
El niño es caprichoso y no sigue las pautas indicadas.
Tiene problemas en la escuela.
Tiene malas relaciones con sus compañeros.
Es demasiado activo o inquieto.
Está deprimido y/o ha perdido el interés.
Su conducta, personalidad y amistades han cambiado de forma drástica.
Cuando el niño no come bien o no come.
Si se tienen dudas respecto a su desarrollo en la adquisición de aprendizajes.
Cuando tienen dificultades a la hora de ir a dormir o al llegar la noche.
Cuando aún se le escapa el pipí de día o de noche.
Cuando los padres nos vamos a separar.
Si en casa hay mucho estrés y creemos que está afectando a los niños o les puede afectar.
El niño es miedoso, tímido o le cuesta relacionarse.
En caso de presentar problemas de conducta (desobediencia, problemas de relación con los hermanos, compañeros...).
Además, es conveniente acudir al psicólogo cuando los padres no saben cómo afrontar con su hijo una situación complicada.

En la actualidad nos encontramos muchas veces con familias absolutamente desesperadas con los hijos adolescentes que Ni estudian Ni trabajan y que llevan una vida totalmente desordenada y sin ningún provecho.
En estos casos lo recomendable es acudir a un especialista de la terapia familiar que es quien mejor podrá ayudarles a solucionar problemas y mejorar las relaciones personales, sociales y de convivencia familiar.
A continuación, se expone una relación de conductas típicas de los que Ni estudian Ni trabajan:
-Malos tratos hacia padres y otros familiares, insultos, desobediencia, falta de límites, agresividad excesiva, robos en casa, conductas de riesgo, chantaje emocional,... -Falta de hábitos: de higiene, alimentarios, de horarios,... -Adicciones: Alcohol, tabaco, drogas, internet, videojuegos,... -Falta de motivación o rendimiento: absentismo escolar o laboral, fracaso escolar, problemas de aprendizaje, falta de concentración y motivación. -Alteraciones en la ingesta alimentaria: obesidad, anorexia, bulimia, ortorexia, vigorexia,...
En numerosos casos los jóvenes experimentan situaciones de conflicto con los padres y con la sociedad en la que viven, ya que está experimentando cambios emocionales y físicos que alteran un ajuste correcto, ocasionando malestar y derivando en múltiples trastornos, en caso que no se resuelvan correctamente.

NIñOS:
  • “Síndrome del Emperador”: Llamamos así a los niños y/o adolescentes que se comportan como "emperadores", como los "reyes" de su casa hasta el punto de "esclavizar" al resto de familiares que con él conviven, principalmente adultos. Suelen utilizar el chantaje emocional, las rabietas, las amenazas e insultos, incluso agrediéndolos físicamente cuando no consiguen lo que desean de ellos.
  • Alteraciones en el sueño
  • Enuresis y encopresis: contamos con” Pipi stops” para falicitar el tratamiento específico en caso de enuresis.
  • Orientación académica, profesional y laboral
  • Alteraciones anímicas: ansiedad, depresión...
  • Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
  • Trastornos graves del desarrollo.
  • Técnicas de manejo conductual: economía de fichas...
  • Técnicas de autocontrol y manejo de respuestas adecuadas...
  • Técnicas de relajación.

La depresión es una alteración del estado de ánimo que lleva a una pérdida de interés o placer por casi todas las actividades. Se caracteriza por sentimiento de tristeza, apatía, fatiga, ganas de llorar, falta de motivación, sentimientos de inferioridad e infelicidad durante largos periodos de tiempo. Las causas de la depresión, a veces son muy evidentes, pero en otras la persona que lo padece no sabe por qué esta así.

No sólo podemos reaccionar frente a lo que nos pasa, sino que además, podemos influir en nuestros estados de ánimo y cambiarlo.
Todo depende de obtener las herramientas necesarias y asistir a terapia en el momento idóneo, ya que hará posible el tener esas herramientas.

Algunos de los trastornos con los que trabajamos son :

  • Ansiedad. Estrés. Estrés postraumático. Miedos. Fobias: social, agorafobia. Ataques de pánico. Obsesiones. Conductas compulsivas.
  • Depresión. Trastorno bipolar. Tristeza injustificada. Llanto incontrolado.
  • Trastornos de alimentación: Anorexia, bulimia, Bulimarexia, vigorexia, ortorexia,... Trastornos no específicos de alimentación. Miedo a engordar.
  • Conflictos familiares: Entre padres e hijos, entre hermanos (niños y adultos), mediación familiar,...
  • Adicciones: alcohol, tabaco, drogas, juego, videojuegos, chat, internet,...
  • Dificultades académicas o laborales. Orientación académica. Orientación profesional.
  • Mobbing: Hostigamiento psicológico en el trabajo. Presión laboral tendenciosa. Acoso moral y/o sexual en el trabajo.
  • Problemas en relaciones sociales y familiares. Celos. Inestabilidad emocional. Manejo de impulsos. Agresividad. Falta de control. Abusos físicos y psíquicos.
  • Timidez. Aislamiento social. Miedo a hablar en público. Entrenamiento de habilidades sociales. Resolución de problemas. Orientación en toma de decisiones.
  • Pareja: técnicas para mejorar la comunicación. Celos. Infidelidades. Relación con los hijos. Resolución de problemas y toma de decisiones. Apoyo tras una separación. Adopción.
  • Técnicas para mejorar: autoestima, motivación, autocontrol, inteligencia emocional, asertividad, comunicación, atención...
  • Disfunciones del sueño.
  • Duelo patológico y comunicación de malas noticias: Realización de asistencia psicológica individual y/o familiar para elaborar el proceso de duelo y asumir el fallecimiento del ser querido a fin de que, pasado un periodo de tiempo prudencial, no interfiera en la vida de la persona.

El TDAH es un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que se suele empezar a diagnosticar en la etapa preescolar. Se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado.

También se observan problemas de autoestima debidos a los síntomas propios del trastorno aunque a veces los padres no lo asocian.

A su vez, el TDAH se puede asociar con frecuencia a otros problemas, y sus consecuencias se aprecian en distintos ambientes de la vida del niño, no solo el escolar, sino que también afecta en gran medida a las relaciones interpersonales tanto con la familia, como con otros niños y con sus educadores, siendo estas interrelaciones clave en el desarrollo del niño.
Listado de signos del TDAH

A continuación se especifican, a título de ejemplo, algunas de los síntomas del TDAH en las distingas esferas en las que se manifiesta el trastorno.

Hiperactividad e impulsividad:

  • Movimiento constante cuando está sentado.
  • Dificultad para estar sentado durante tiempo.
  • Inquietud subjetiva interior.
  • Hablar permanentemente.
  • Sensación de “motor interior”.
  • Dificultad para estar tranquilo como los demás.
  • Precipitar las respuestas ante preguntas.
  • Dificultad para esperar su turno.
  • Entrometerse en las conversaciones de otros.
Falta de atención:
  • Cometer errores en tareas por inatención.
  • Dificultad de mantener la atención sostenida.
  • Fácilmente distraible.
  • Perder objetos.
  • No escuchar cuando le hablan directamente.
  • Dificultades de organización y planificación.
  • Presentar despistes.
  • No realizar tareas que requieran esfuerzo mental.
  • Tendencia a dejar cosas para más adelante.
Síntomas asociados:
  • Baja autoestima.
  • Búsqueda de sensaciones.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Inestabilidad emocional.
  • Inseguridad Sensación de fracaso.
  • Irritabilidad
¿Cuándo hay que acudir al psicólogo?
Si tu hijo o alumno presenta este conjunto de síntomas: Intranquilidad motora/Hiperactividad: se traduce en conductas como dificultad para mantenerse quieto o sentado, no parar de hablar, interrumpir y molestar a los demás niños. Impulsividad: no esperan el turno en juegos y otras actividades, no respetan las colas y responden antes de que se les haga la pregunta. Reducida capacidad atencional: parece que no escuchan, tienen dificultad para concentrarse en una tarea, se distraen con cualquier cosa o no acaban nada de lo que empiezan.

El mutismo selectivo es un problema de inhibición del habla que suele tener su inicio en la etapa preescolar. El trastorno se caracteriza porque el sujeto, pese a tener la capacidad del habla conservada, inhibe selectivamente la respuesta verbal delante de determinadas situaciones sociales o lo restringe a ciertas personas “de confianza” de su entorno familiar (normalmente padres y hermanos).

En algunas ocasiones, el mutismo puede iniciarse progresivamente como consecuencia de una timidez extrema o también a partir de alguna situación estresante (hospitalización, cambio de residencia, ciudad, etc.). Sea como fuere, el mutismo selectivo puede resultar altamente incapacitante tanto en el terreno educativo como en el social para los niños que lo padecen y siempre representa un problema a tratar.

Esta inhibición del habla raramente remite de forma espontánea y puede prolongarse durante muchos años si no se interviene.

La separación de los padres es una situación muy difícil para los niños.
Cuando los adultos se divorcian, pierden una relación, sus sueños, su identidad como familia y pareja, sus amigos, etc. Su vida económica, trabajo y actividades diarias se ven afectadas. Sufren y generalmente se sienten atrapados en un caos emocional.

A los hijos les pasa lo mismo.
Pierden la cercanía física o emocional con uno o ambos padres, su identidad como familia, su estabilidad, su seguridad emocional, etc. También se afecta su vida diaria, sus rutinas y su vida emocional está fuera de su control.

Si se dan, además, factores emocionales en los padres, los efectos negativos en los hijos pueden multiplicarse. Por ejemplo: Una mala aceptación del divorcio por uno de los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil. La separación conlleva, por su propia naturaleza, una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre o madre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será su madre o padre. Si la hostilidad entre los cónyuges persiste después del divorcio, es difícil que no afecte a la convivencia con el niño.

Factores emocionales que se modifican en el niño por el divorcio de sus padres según Amato (1994) y diferencias con los niños cuyos padres continúan juntos:

  • Bajada en el rendimiento académico.
  • Peor autoconcepto.
  • Dificultades en las relaciones sociales.
  • Dificultades emocionales como depresión, miedo, o ansiedad entre otras.
  • Problemas de conducta.

Cosas que deberíamos saber: Según la edad de los niños, las reacciones serán distintas. Si identificamos alguna de ellas en nuestros hijos, estaremos a tiempo de ayudarlos y que no evolucione en algo peor. Por todo esto aquí tenemos unos consejos e indicadores a revisar según grupo de edad.


Niños de edad preescolar (3-5 años)
  • Necesitan estabilidad y predictibilidad.
  • Son egocéntricos- creen que causan todo lo que pasa, piensan que pueden controlar los eventos, se sienten responsables o culpables de las peleas, discusiones, etc.
  • Tienen fantasías sobre la reconciliación de los padres.
  • Fíjese si muestran señales de malestar- tristeza, confusión, preocupaciones, temores, pesadillas, regresión a comportamientos mas inmaduros, aislamiento, apego extremo, quejosos.
  • Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
  • Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
  • Demostrar sensibilidad a sus temores.
  • Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o pelea.
  • Apoyar la relación de los niños con el otro progenitor.
  • Mantener las rutinas lo más posible.
  • El compromiso continuo de los padres es vital para lograr el bienestar de los hijos.
  • Debemos hacerle ver al niño o niña, que pueden contar con los dos y que disponen de los dos para lo que quieran.

Cosas a evitar
  • Pedirle a los niños que escojan entre sus padres.
  • Pedirle a los niños que asuman una posición en cuanto al conflicto entre los padres.
  • Hablar mal del otro padre.
  • Ventilar nuestras frustraciones en los niños.
  • Volvernos a los niños en busca de apoyo o guía .
  • Poner a los niños en el medio.
  • Exponer a los niños a las discusiones.
  • Envolver a los niños en las disputas entre los padres .
  • Usar a los niños de mensajeros.
  • Usar a los niños de espías.
  • Usar a los niños de confidentes.
  • Usar a los niños de peones o de munición.
  • Decirle a los niños cómo deben sentirse.
  • Negar o descontar los sentimientos de los niños.
  • Pedirle a los niños que guarden nuestros secretos.
  • Descuidar las necesidades de los niños.
  • Exigirle demasiado a los niños.
  • Sentar expectativas no razonables para los niños.
  • Expresar la ira inapropiadamente.
  • Expresar amargura, falta de respeto, u hostilidad hacia el otro padre.
  • Demostrar incapacidad de comunicarse efectivamente con los niños o con el otro padre.

Va destinado a mejorar el clima familiar así como a resolver todas las dudas de los padres en función del objetivo propuesto con su hijo o hija. Cuando se inicia un programa para mejorar cualquier aspecto de nuestra hija o hijo, surgen muchas dudas.
El trabajo con los padres costa de resolver todas esas dudas así como formar e informar en el proceso que se esté llevando a cabo.

Si fuera necesario, mediar para que la comunicación y convivencia familiar sea la adecuada. Algo muy importante que debemos saber, es que en cualquier terapia que se haga, los padres tienen que tener una actitud participativa y verse inmersos en el proceso. Por todo esto, el trabajo con los padres se convierte en algo muy importante.

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